viernes, 21 de agosto de 2009

La Nación - El bosque de los ancestros, 2005

Galería de arte
Llantas en la ciudad
Artista y editor, Juan Batalla explora las tradiciones afroamericanas del Día de Muertos
Noticias de Arte: anterior | siguiente Domingo 18 de setiembre de 2005 | Publicado en edición impresa

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En la ciudad italiana de Loreto, los Cruzados de la Edad Media construyeron una casa semejante a la que habitó la Sagrada Familia. Muchos fieles creyeron que la construcción llegó ahí volando milagrosamente por los aires y por eso la Virgen de Loreto es la protectora de los aviadores. La historia es bien conocida por Loreto Arenas que (¿por casualidad?) instaló su galería de arte justo frente al atrio de la iglesia del Socorro, en la esquina de Suipacha y Arenales. Allí se exhibe una instalación que recrea el mundo sagrado de otra cultura. Igbalé, el bosque de los ancestros, título que Juan Batalla les dio a sus obras nacidas a partir de la transformación de un material poco usual: llantas de bicicleta. El conjunto tiene un dominante de color negro opacado por la vejez y uso del caucho. ¿Qué hace Batalla con estas llantas? Las recorta en prolijos rectángulos que conforman totems, objetos circulares y objetos colgantes. ¿Qué idea subyace detrás de este material de desecho? Mayormente, el conjunto surge de una experiencia que tuvo el artista en Itaparica, Brasil. Especialista en culturas africanas, Batalla presenció una ceremonia de raíces negras llamada Egungún, algo muy semejante al Día de Difuntos del calendario cristiano. Es cuando el pueblo honra a sus ancestros muertos con variados ritos; también aparece el Egún, el espíritu del muerto que visita a sus deudos, como un ser danzante envuelto en tiras vegetales.
Sin dudas, la ceremonia impresionó más al artista que al estudioso; tanto es así que Batalla le dio formas plásticas a esta experiencia. El tótem surge de la adoración al árbol que a la vez evoca las ramificaciones de la genealogía; las llantas que giraron mil veces, mientras estuvieron "vivas" y ahora resucitan en un objeto artístico son metáforas de aquellos que vivieron, se movieron y transitaron esta tierra y vuelven en forma de Egún. Las celebraciones de muerte no es tema nuevo para Batalla, hace pocos meses coeditó junto a Daniel Barreto, San La Muerte, una voz extraña, un libro que cosechó elogios por la seriedad de los textos de Rodolfo Walsh, Gustavo Insaurralde, Horacio González y Aurelio Schinini, entre otros. El culto es propio de la región guaranítica y tiene adeptos entre que corren riesgos de muertes violentas. Además de los textos -traducidos al inglés- hay fotos de las minúsculas estatuillas y de los impresionantes tatuajes de San La Muerte en los cuerpos de los presos de la cárcel de Corrientes.
El libro es parte de la colección "Arte Brujo", un emprendimiento editorial que "tiene como fin transitar una zona en la que confluyen artes y estéticas contemporáneas y ciertas tradiciones telúricas, populares o marginales de fe, magia y brujería". El primer libro de la colección se llama Salvavidas (2003) y sus ensayos esgrimen la obra del dúo BA-BA (primeras letras de Batalla-Barreto, pero también "padre espiritual" en las religiones afroamericanas) como excusa para explicar el mundo de los orixas, deidades intermedias patronas de distintos aspectos de la naturaleza. Con negras almejas puestas sobre tablas o sobre las arenas de las costas uruguayas los BA-BA recrearon un mundo tan complejo como el santoral cristiano o los dioses olímpicos. El próximo paso editorial tendrá como tema otra devoción popular del litoral, el Gauchito Gil, un milagrero personaje de dudosa existencia real, que todos los 8 de enero convoca a más de 100.000 personas. Farris Thomson, profesor de la Universidad de Yale y ensayista de Arte Brujo, dice: "En esta ciudad (Buenos Aires) veo los mateos del zoológico con su filetado y la cinta roja contra la envidia; los taxis con la misma cinta o rosarios, o a veces guías de Ogun colgadas del espejo retrovisor, son como altares andantes. La ciudad del tango es la ciudad de las creencias". Nada más cierto.
(Loreto Arenas, Juncal 885, 1 piso)
Por Julio Sánchez
Para LA NACION

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